Nos gusta sentarnos sobre la madera, comer sobre ella, caminar sobre ella... es casi como que no fuera un material sino una extensión de nuestro cuerpo.

Resulta tan familiar como un pedazo de pan, o un vaso de agua, y por eso se siente tan bien rodearnos de ella.

El resultado de esta cocina, fue el estudio de esta relación tan íntima que tenemos con las superficies y los espacios que nos rodean.

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Terraza Chariarse

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Cocina 1140