La casa Tudor

Una casa con muchisimo cáracter es lo que recibí por parte de los arquitectos 51-1, quienes respetaron la normativa patrimonial del terreno ubicado en el bosque centenario del Olivar.

Mi búsqueda, en cambio fue la de encontrar el habitar contemporáneo en esta particular vivienda. Dado que gran parte de los muros estaban revestidos en pino fenólico y por ende no contábamos con paredes neutras, los colores en sus tonos animados empezaron a surgir. “A mi la obra me habla, los colores me salen naturalmente”. En toda obra el espacio y la materia deben estar en balance. Cuando hay demasiados objetos el espacio sufre. Y eso es exactamente lo que esta geométrica techumbre me pidió: espacio. Diseñé entonces con líneas simples, como me es natural, pero con colores encendidos que contrastaban los quiebres en muros y techos. El resultado habla por si sólo.

Publicación en la Revista Dwell

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